Este mes de diciembre empezó, como siempre, con todas las calles alumbradas y algunos quemados, pero el fin de año trajo mucho más: Colombia está nuevamente en un mundial del Futbol, la economía va por buen camino, por fin parece que hay luz al final del camino de la paz, murió Nelson Mandela y esto no alcanzó a apagar mediáticamente la destitución del Alcalde Mayor (Gustavo Petro), que además, resulta que ahora es ilegal (sin que se pueda probar que sea ilegal) e injusta (sin que tampoco esto pueda ser probado). Con las anteriores, noticias sin duda, aparecieron otros debates en torno a la educación, con más artículos que ya no están en las mentes de todos los colombianos y colombianas.
Escribo este artículo acerca de la educación porque seguramente, como buenos colombianos, en reuniones familiares y con traguito de por medio se pasará de un tema a otro una y otra vez. Los temas de tomata colombiana siempre son los negocios, las relaciones amorosas, la política y el futuro del país que cada uno sueña (incluso si es de otro), y en este último cabe la reflexión sobre la educación. Hay quienes aún creemos en Colombia, y otros que a punta de redes sociales inundan con los mensajes del momento creyendo que lo que pasó o pasará se debe a su desinteresada intervención, podrán encontrar el artículo interesante para leer o compartir. No está demás compartirlo aún si no se lee completamente.
Retomo, algunos hechos del 2013 que vieron los colombianos usuarios ávidos del Internet: Primero el paro agrario, sobre ello ya escribí un artículo y algunos comentarios también sobre la pobreza, después, Pepe Mujica inundó (o más bien otros inundaron) la redes sociales con fragmentos de su discurso, fotografías a blanco y negro o en color sepia, con un bonito marco donde cualquier frase dicha por Pepe, por absurda que fuera, podía entrar — ¡ni que hubiere sido el discurso del siglo! -, tampoco descubrió que “el agua moja”. Luego, se pasó a la polémica alrededor de Raúl Cuero, ese maltratado profesor, científico e investigador que inició su vida en los medios como invitado a un evento en el SENA para que mostrara sus logros; lo que logró fue reabrir un debate sobre lo que significa hacer ciencia a la manera de la élite científica, pero el debate nunca está lo suficientemente abierto. No creo que Raúl Cuero fuera un farsante, pero seguro si se dio –o le dieron- más publicidad de la que necesitaba, después de todo lo mejor para él fue volver a EEUU a seguir con su trabajo y dejarnos nuevamente acá en este gran barco de 47 millones de personas; … con todos estos eventos llenos de post y vacíos por dentro dejé las redes sociales para dedicarme al Ogrónimo y asuntos más productivos… hasta que llegaron los alarmantes resultados de estudiantes colombianos en el Informe PISA de la OCDE.
Y así llegué, ahora sí, al tema que me interesa. La navidad oficial de 2013 llegó con noticias en todos los periódicos y noticieros: “Colombia se raja en pruebas Pisa” titula El Tiempo, “Colombia, entre los peores en educación” señala por su parte El Espectador, y “Por matemáticas, lectura y ciencias, se perdió el año” en El Colombiano (El mejor de los tres artículos, los paisas la hicieron). Uno puede plantear serias dudas respecto de estos resultados y pensar que todo está bien tal y como lo hizo el Gobierno, pero no hay nada que sea más irresponsable.
(Acompaño con tres Preguntas Yahoo para reflexionar acerca del leer, para que mi lector(a) no se sorprenda demasiado… tómelo como quiera)
Vamos a empezar por lo qué pasó y cómo nos dijeron que pasó.
¿Qué pasó? (Una cronología de algunos periódicos)
Lunes 3 de Diciembre: Se anuncian los resultados en el Informe PISA de la OCDE, como muchos saben Colombia tuvo el segundo peor resultado entre los países suramericanos evaluados (Colombia, Uruguay, Argentina, Brasil, Venezuela, Chile y Perú). Lo más grave, no es sólo una mala posición para Colombia, sino que Suramérica ya cuenta con una posición mala dentro de todo el promedio de países evaluados por la OCDE; o cómo quién dice: somos de los peores entre los peores.
Desde las nueve de la mañana se pronunció la ministra de Educación Maria Fernanda Ocampo, para ella la primera impresión es que este resultado es algo que preocupa y hay que tomar en serio, luego le restó importancia al resultado y manifestó que tenemos alguna mejora en los promedios con respecto a años anteriores. En dos artículos de El Tiempo de ese día se expusieron algunas opiniones, según las cuales todo el problema apunta a la mala calidad de los maestros y a problemas de la financiación de la educación pública. (Los artículos fueron: Colombia se raja en pruebas PISA y Malos resultados en pruebas PISA se deben a la calidad de los profesores)
Martes 4 de Diciembre:
Nuevamente se buscan culpables, el señor “Redacción de El Tiempo” (ávido escritor del periódico con tan mala ortografía) nuevamente señala que, según expertos, los malos resultados se deben a los maestros. El resto del artículo se remite a repetir todo lo dicho el día anterior: a pesar de todo hay optimismo de la ministra, los resultados generales donde estamos cerca a Chile y Argentina (que pobre excusa), y las pruebas no dicen toda la verdad, etc. El periódico El Colombiano hace un análisis más cuidadoso, pero al final dice casi lo mismo y nuevamente recalca en las culpas y salva patria diciendo “avanzamos un 2%” con respecto al 2006.
El Espectador es más audaz y claro. Se dedica a presentar los hechos de manera gráfica manteniendo al margen su posición. Por fin se puede ver la dimensión del problema, y con gráficos, porque ya sabemos que los colombianos somos malos en competencias lectoras. Se analizan los resultados en términos de promedios de puntajes frente al total de puntos posibles, es decir, ya no se nos presenta en una competencia de Colombia contra otros países, sino contra los conocimientos del examen mismo. Más adelante se entenderá porqué esto es importante. La infografía que hizo El Espectador es la siguiente (Dar clic para ampliar)

Miércoles 5 y jueves 6 de Diciembre:
stos son los dos días para la intervención de los expertos y se encuentran posturas bien claras. Para la directora del Icfes, Margarita Peña, son varias las causas de los malos resultados, eso sí, todas son causas externas al Gobierno y su campo de acción. Cuando le preguntan a qué se debe ella responde: “Hay muchos factores: el nivel socioeconómico de los estudiantes y sus familias y el acceso a educación preescolar […] Hay que sumarle el acceso a atención temprana y la calidad de los docentes de niños en zonas desaventajadas: los maestros con menos experiencia están en escuelas rurales. Las entidades que forman a los profesores se deben autoexaminar y establecer si el tipo de profesores que están formando es el que la sociedad exige”. Resumo interpretando las causas según la citada doctora: La pobreza, la falta de voluntad de llevar a sus hijos al colegio, la mala calidad de docentes de zonas rurales y mala formación por parte de las Universidades. No dudo que estas puedan ser algunas causas del problema, pero plantea nuevas preguntas:
Si el problema es de la pobreza ¿porqué los mejores resultados de las pruebas (que lógicamente corresponden a los más acomodados económicamente) siguen estando por debajo del promedio? o ¿porqué no hay estudiantes Colombianos con resultados en el nivel 6 de las pruebas? y, si lo que se evalúa es un promedio, y los ricos tienen estos pobres buenos resultados, entonces ¿qué deberíamos esperar de los resultados de alumnos con bajos ingresos económicos?
Si es el gobierno el que escoge los maestros por concurso de méritos para todas las escuelas rurales ¿por qué esta funcionaria les asigna la responsabilidad? … significa que ¿acepta la culpa de sus predecesores ministros y ministras?
¿el examen está mal?
¿estos son los mejores docentes? ó aún más ¿el problema no está en los docentes?…Lo de la calidad de la educación superior no lo pongo en duda de todo, pero me pregunto ¿el problema no es de la generación que viene, ahora es de todo el país?
Juan Carlos Vergara, miembro de la Academia Colombiana de la Lengua, es entrevistado por el Espectador en una nota que titula “La Generación que no sabe Leer”. El titular es claro y obviamente se refiere al reciente resultado en las pruebas PISA. Aunque plantea diversos puntos como la baja calidad de las pruebas de lectura o las prácticas perezosas de los docentes, no voy a repetir lo mismo.
Mi interés está en resaltar dos elementos que tocó Juan Carlos. Primero, Colombia no puede esperar 20 años a ver si las mejoras gubernamentales de la educación, con las que la directora del Icfes y la ministra de educación salvan todas las preguntas, funcionan o no; no he visto los registros históricos, pero seguro algo así se decía en el 2006 cuando salieron los primeros resultados de las Pisa, o mucho antes cuando se empezaron a comparar los resultados del Icfes entre distintas instituciones y ya era evidente la mala calidad de algunas instituciones.
Mejorar la educación no puede ser una lotería para ver si se gana o no, hay que asegurar que la mejora se de aún con la incertidumbre del tiempo. No se trata de hacer un avión para ver si vuela y los únicos pilotos regresan con vida, se trata de hacer un avión que efectivamente cumpla con su objetivo y los traiga con vida, seguro costará un poco más de dinero y esfuerzo.
Y el segundo punto que rescato de Juan es de la responsabilidad de los docentes. Aunque las razones de los malos resultados son diversas no podemos seguir esperando —como dijo un profesor mío y exalcalde de Bogotá- “que docentes mal educados puedan educar bien a las nuevas generaciones”, es decir: ¡también hay que educar y evaluar a los docentes! para no estar botando pólvora en gallinazos.
Para Gabriela Ramos, Directora del gabinete de la OCDE, la conclusión es clarísima: “América Latina no puede culpar de estos resultados ni a sus estudiantes ni a sus docentes. El problema es que la educación sigue sin ser el centro de sus políticas. Los gobiernos deberán pasar de la retórica a los hechos. Invertir bien sus recursos para aumentar la calidad educativa, reclutar a los mejores maestros en las escuelas, exigirles más a los estudiantes y tener sistemas de información que ayuden a medir el progreso de cada país”. Es decir, el problema regresa al gobierno, su política educativa, y a su sistema de evaluación; no es un problema de ausencia de recursos –como ella lo muestra citando el caso de Vietnam- sino de voluntad para encarar el problema de una vez por todas y dejar de delegar la culpa en el pueblo.
Después del 10 de Diciembre (Mirando al futuro):
Ante la constante asignación de culpas, y mucho tema que queda para las tomatas navideñas, queda claro que el Gobierno no dijo nada distinto a lo que dice siempre, la directora del Icfes se disculpa y deja todo en manos de un problema de orden social, que como todo “lo social” –según mi opinión sociológica- es todo y es nada, y la directora del Icfes se remitió a interpretar el resultado sin ir más allá, la neutralidad valorativa ante todo, y el presidente no dijo nada. Murió Mandela y destituyeron al alcalde de Bogotá, los medios taparon la noticia; habría que preguntar al procurador si no hay méritos para inculpar a tantos funcionarios que lograron dejar a su suerte la educación de toda una generación,el riesgo de acudir al procurador es que resuelva que hay que revivir el tribunal de la inquisición y entonces esto se nos convierte en un problema de derechos humanos.

No es posible que todo se vaya a quedar en que la culpa es de la vaca, o que condenemos al mensajero por el mensaje como hacen muchos diciendo que la OCDE no evalúa competencias que si evalúa el Icfes, o que la OCDE es un brazo del imperio del Capitalismo.
José Manuel Restrepo planteó el 14 de diciembre una reflexión acerca de la culpa que me parece acertada. Ya se le echó la culpa a los maestros, a la financiación, a la pobreza, a la inequidad y hasta a la OCDE, pero nadie se atrevió en serio a asignarle la culpa al gobierno y las políticas insuficientes. Aún así el Gobierno no asumió ni un ápice del problema, para él: “Las cosas se están haciendo bien y hubo mejoras”.
Entonces de manera anticipada hay que decir que el problema está en manos del gobierno, pero nadie se dio cuenta o todos saben pero como siempre nadie hace nada… al fin y al cabo qué es el gobierno, quiénes controlan el inmenso aparato estatal (incluyendo docentes y funcionarios)… son preguntas que hay que plantear porque no sólo es un problema de dirección.
Las dudas al respecto a lo dicho
¿Qué es la OCDE y qué son las pruebas PISA?
La OCDE es la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. Se trata de una organización multilateral compuesta por 34 países, 18 de ellos Europeos. Los países miembros se encargan de coordinar políticas económicas y sociales, para intercambiar información y armonizar políticas con el objetivo de maximizar su crecimiento económico y colaborar a su desarrollo y al de los países no miembros. Colombia, sin ser miembro de la OCDE, hace parte de los países que han solicitado evaluación de algunas de sus políticas, entre ellas la educativa.
En realidad no se trata de pruebas Pisa, sino de un informe llamado PISA (literalmente Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes) que se encarga del análisis del rendimiento de estudiantes a partir de exámenes que se realizan cada tres años en varios países con el fin de determinar la valoración internacional de los alumnos. El informe está elaborado por la OCDE, la cual se encarga de la realización de pruebas estandarizadas a estudiantes de 15 años en cada uno de los países.
¿Por qué matemáticas, ciencias y comprensión lectora?
Se evalúan estas materias y no otras debido a que estas materias se dictan con criterios similares en los distintos países evaluados, y esto favorece la comparabilidad de sus resultados, con todo y las limitantes de una comparación cuantitativa. Si bien se han criticado los enfoques de las pruebas, es indudable que algo dicen acerca de la educación en cada país.
En mi opinión personal, y creo que es difícil que me cuestionen por ello, si se incluyeran áreas temáticas como humanidades, artes o competencias ciudadanas los resultados no mejorarían sustancialmente para Colombia –todos los colombianos sabemos esto aunque a veces no se admita-. De otra parte, uno podría llegar a pensar que la OCDE evalúa lo que interesa a los países miembros, lo que les sirve. Nuevamente el argumento se cae, pues hay países que sin ser miembros como China, Vietnam, Macao o Singapur obtienen buenos resultados. Además, los países de la OCDE representan algo más del 90% de la producción mundial y esto es un dato que no se puede desconocer.
¿Y el Icfes qué papel juega?
El Icfes tiene buena parte de la culpa, pero no toda, porque los datos que maneja permiten identificar muchas de las causas de esta problemática. Esta institución no solamente evalúa permanentemente a los estudiantes, sino que asocia a esos resultados una cantidad de información que, bien analizada, permite establecer muchas de las características o condiciones de la población con los malos resultados. De la misma forma el Icfes elabora las pruebas, podría elaborar parte de la prueba con los criterios de la OCDE para no esperar tres años, o mejor establecer la relación entre ambas pruebas y evaluar lo que se enseña localmente al tiempo que compara sus resultados con los resultados de las pruebas internacionales. Alternativas hay muchas y creo que algunas se aplican.
El Icfes es el mensajero, pero a veces pareciera que el mensaje está incompleto o se pierde en el camino, es que ¡tocó esperar tres años para prender las alarmas! ¡otra vez!
¿Pero se trata de todos los estudiantes o sólo el Promedio?
El argumento de la Directora del Icfes no ayuda mucho. Para ella el problema son las condiciones socioeconómicas; pero no es del todo cierto. Me puse a la tarea de descargar la hoja de resultados en Excel de las pruebas y me encontré con que el promedio de los mejores resultados de los colombianos, escasamente alcanzan los peores resultados de los países que encabezan la lista, es decir: La crema de los estudiantes colombianos es lo mejor de lo peor… el dulce consuelo de la zorra que no podía alcanzar las uvas.
En cifras teniendo en cuenta los 6 niveles de la evaluación. En matemáticas por ejemplo encontramos que el 38% de los estudiantes ni siquiera alcanzan nivel 1, es decir no saben las operaciones básicas, y solamente un 31,6% alcanzan el nivel 1, estos saben sumar y restar pero no les alcanza para defenderse. El 20,3% alcanzan nivel 2, apenas lo necesario para defenderse. La suma nos da, por encimita, que el 90% de los estudiantes no superan el nivel 2 en matemáticas ¡de 6 niveles posibles! ¡Apenas si se defiende menos de la tercera parte del total!
¿Por qué son importantes los puntajes?
Aunque los grandes señores de la dirección y la evaluación (y los docentes que evitan ser evaluados) nieguen la importancia de las cifras, estas dicen demasiado. Si no hay competencias lectoras adecuadas, pues sólo un pequeño porcentaje de los niños y niñas de 15 años leen, entonces les estamos entregando computadores para qué ¿para que escriban burradas en Facebook, hagan preguntas en Yahoo? o para que con múltiples errores de ortografía y gramática comenten las noticias del El Tiempo o El Espectador (Y como dice el desagradable Jorge duque Linares: no me crea, hágalo, vaya y mire los comentarios de cualquier noticia en El tiempo o El espectador y verá que no exagero, más de la mitad con errores obvios y clarísimos… y estos son las personas que por lo menos leen las noticias. Y peor aún, revise cuidadosamente la redacción de artículos, verá que también tienen uno que otro error, principalmente en los artículos recién publicados). Los resultados numéricos son importantes pues de nada sirve saber que estuvimos mejor que Perú y peor que Brasil, los números nos dicen cuánto peor o cuanto mejor, y también nos dicen si mejoramos realmente entre las distintas pruebas.
¿Y los docentes qué papel Juegan?
Los docentes siempre se quejan y con razón, faltan incentivos y salarios mejores en la educación primaria y secundaria pública. Pero, también la docencia pública es una de esas profesiones “segura”, donde muchos ingresan y van detrás de una pensión a los sesenta y punta. Los docentes se quejan pero muchos no ayudan.
No se dejan evaluar, eso sí que es un problema; porque la evaluación pone de relieve esa idea de mi maestro: “docentes mal educados que pretenden educar bien”. Es necesario mejorar el sistema educativo (fondos, políticas, apoyo, orientaciones, etc.) pero indiscutiblemente hay que evaluar a los maestros y maestras. (Se me ocurre preguntar a una maestra de una escuela rural en Antioquia que conocí, y daba clases a sus alumnos mientras observaba el noticiario de la mañana y se reía junto a sus alumnos).
Algunas Conclusiones
- El problema de los malos resultados no es de la OCDE o el Imperio persiguiendo nuestros recursos naturales, el problema se quedó en casa.
- Buena parte de la culpa está en manos del gobierno, de nosotros por elegir quienes lo conforman y de nosotros por no exigirles que hagan lo que deben hacer.
- Si fuimos producto de un sistema que educó mal a toda una generación, no podremos aspirar a mejorar la educación sin educarnos, y mucho menos, sin hacer un esfuerzo más grande que el que hicieron e hicimos por nosotros.
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